"La era atómica de América nos trajo altibajos vertiginosos y medios cremosos- pero una cosa para sobrevivir a la explosión, una nostalgia unificadora por lo más sabroso, mas simple, cosas más kitsch. El dulce aroma húmedo del zumo de naranja recién exprimido, el crujir radiante del tocino en una sartén, y el repentino resorte de la vieja y confiable tostadora nos puso en algún lugar- en algún lugar específico. En algún lugar donde estés sentado con las piernas cruzadas sobre un parche de alfombra peluda y áspera, sujetando la cerámica fría de tu tazón de cereal, mientras las caricaturas suenan y chocan por la habitación. Los cuidados parecían simples, y las preocupaciones parecían pocas. Las vistas, los olores, los sonidos, y la sensación de comodidad sin esfuerzo, una pura alegría, lata…